En lo profundo del misterio oculto,
donde el Tarot devela su poder,
se despliegan los Arcanos Mayores,
sus símbolos sabios y su saber.
El Loco, primer arcano,
con su risa libre y audaz,
nos invita a vivir sin miedo,
a seguir el camino sin mirar atrás.
El Mago, maestro de las artes,
con sus manos crea y transforma,
con su magia despierta nuestras almas,
y en el universo nos conforma.
La Suma Sacerdotisa, columna de conocimiento,
portadora de los misterios más profundos,
con su cetro y libro, símbolos de poder,
nos guía hacia senderos infinitos y fecundos.
La Emperatriz, madre de la vida,
en su trono resplandece con esplendor,
fértil y sabia, trae abundancia,
y nos muestra el poder del amor.
El Emperador, con su voluntad firme,
establece el orden y la autoridad,
nos enseña a forjar nuestro destino,
construyendo sobre la realidad.
El Sumo Sacerdote, guía espiritual,
con sabiduría y paciencia nos instruye,
nos muestra el camino hacia la verdad,
y en la fe y el conocimiento nos fluye.
Los Enamorados, símbolo del amor,
dos almas en la encrucijada de elegir,
nos invitan a encontrar la armonía,
y en la unión plena descubrir.
El Carro, triunfante y en movimiento,
avanza con fuerza y determinación,
nos insta a luchar por nuestros sueños,
y alcanzar la victoria en la acción.
La Justicia, con su balanza equilibrada,
imparcial y objetiva en su juicio,
nos recuerda que cada acción tiene consecuencias,
y la verdad es el camino más propicio.
El Ermitaño, en busca de la sabiduría,
con su luz interior como guía,
nos invita a la introspección profunda,
y encontrar la verdad en la oscuridad sombría.
La Rueda de la Fortuna, girando sin cesar,
nos muestra que todo cambia en su tiempo,
subimos y bajamos en el ciclo eterno,
y el destino nos desvela su designio.
La Fuerza, con su dominio sobre el león,
nos enseña a controlar nuestras pasiones,
con su suavidad y amor infinito,
vence a la bestia y calma los corazones.
El Colgado, suspendido de sus pies,
cambia nuestra perspectiva y visión,
nos muestra que a veces es necesario ceder,
para encontrar la paz en la rendición.
La Muerte, transformadora y liberadora,
con su guadaña corta los lazos del pasado,
nos invita a soltar y renacer de nuevo,
para emprender un camino renovado.
La Templanza, con sus vasos en equilibrio,
mezcla los elementos con delicadeza,
nos enseña a encontrar la armonía interna,
y en cada experiencia hallar la pureza.
El Diablo, tentador y seductor,
nos confronta con nuestros miedos y deseos,
nos reta a superar nuestras propias sombras,
y encontrar la libertad en nuestros anhelos.
La Torre, destrucción y revelación,
con su rayo sacude los cimientos,
nos muestra que a veces es necesario caer,
para construir nuevos fundamentos.
La Estrella, esperanza en la oscuridad,
ilumina nuestros sueños y anhelos,
nos invita a creer en nosotros mismos,
a seguir el brillo de nuestros destellos.
La Luna, enigmática y llena de misterio,
refleja los secretos del inconsciente,
nos adentra en los sueños y la intuición,
y nos conecta con lo más trascendente.
El Sol, radiante y lleno de vitalidad,
ilumina nuestros caminos con su fuego,
nos brinda alegría y plenitud,
y nos muestra que el amor es el mejor riego.
El Juicio, llamado a despertar,
resuena con su trompeta en el firmamento,
nos insta a hacer un balance de nuestras vidas,
y tomar decisiones con discernimiento.
El Mundo, símbolo de la totalidad,
donde convergen todas las experiencias,
nos invita a abrazar nuestra propia grandeza,
y disfrutar de la vida sin resistencias.
En cada arcano hay una historia,
un mensaje que nos llega desde el más allá,
un camino de sabiduría y transformación,
que el Tarot nos revela en su danza celestial.
Así, con los Arcanos Mayores en danza,
enlazamos los hilos del destino,
buscando respuestas en cada carta,
y encontrando en el Tarot un eterno camino.
Que su simbolismo nos inspire y guíe,
en cada paso que demos en nuestra existencia,
y en la poesía de los arcanos mayores,
descubramos la magia y la esencia.
Mucha luz y gracias por ser y estar!
-Michelle I. Rojas de Jesús