Vivimos en una época en la que la ciencia y el progreso tecnológico nos han dado herramientas poderosas para comprender y mejorar nuestras vidas. Sin embargo, es importante recordar que, aunque la ciencia ha sido fundamental para el desarrollo humano, no está exenta de dogmas y sesgos. De hecho, en ocasiones, el mismo sistema que nos ha permitido avanzar también puede convertirse en un obstáculo para ideas nuevas y desafiantes.
Históricamente, el concepto de «dogma» ha estado asociado a la religión, donde «hereje» era quien cuestionaba o se desviaba de la doctrina. En el contexto moderno, aunque la ciencia y la política se presentan como modelos de racionalidad y objetividad, también existen estructuras de poder y pensamiento dominante que limitan la diversidad de ideas. Cuando científicos, pensadores o personas comunes proponen ideas que desafían los paradigmas aceptados, a menudo se les etiqueta rápidamente como «pseudocientíficos» o incluso como «locos». Pero, ¿qué ocurre si miramos más de cerca esta resistencia? ¿Estamos manteniendo los valores originales de la ciencia o hemos caído, sin darnos cuenta, en nuevos tipos de dogmatismo?
Hoy, es común que descubrimientos innovadores y personas valientes que piensan de forma diferente sean ignorados o ridiculizados. Sin embargo, el problema radica en que, cuando estas ideas revolucionarias se demuestran ciertas con el tiempo, rara vez se reconoce el error con la misma intensidad con la que fueron rechazadas.
Reflexión y preguntas para trabajar en nuestros propios dogmas
El crecimiento de la conciencia requiere que, antes de criticar, exploremos nuestros propios prejuicios y actitudes. A veces, nosotros mismos somos los primeros en aferrarnos a ideas que consideramos “correctas” o “racionales” sin permitirnos cuestionarlas. Para contribuir a una mente abierta y un entorno de diálogo respetuoso, aquí te comparto algunas preguntas que pueden ayudarte a reflexionar sobre tus propios patrones de pensamiento:
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¿Cuáles son las ideas que nunca cuestiono?
Haz una lista de las ideas que consideras “intocables” en tu vida. Reflexiona sobre cómo las adquiriste y si realmente las has examinado en profundidad. -
¿Cómo reacciono ante opiniones diferentes?
Observa tus emociones y pensamientos cuando escuchas a alguien con ideas opuestas. ¿Sientes rechazo o apertura? La reacción emocional puede ser una pista de dogmatismo. -
¿Estoy dispuesto/a a aceptar que puedo estar equivocado/a?
La capacidad de reconocer un error es una de las habilidades más poderosas para el crecimiento. Recuerda que cambiar de opinión no significa debilidad; es signo de fortaleza y flexibilidad. -
¿Qué información evito o ignoro?
A menudo, evitamos temas que desafían nuestras creencias. Pregúntate si hay ciertos temas que ignoras, y si es así, explora por qué. -
¿Permito que mis fuentes de información me limiten?
La información que consumimos también puede construir barreras. Trata de investigar desde fuentes variadas y mantente abierto a diferentes perspectivas.
Estrategias para mantener una mente abierta y en evolución
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Práctica del “principio de caridad”: Cuando escuches o leas una idea contraria, intenta interpretarla de la manera más razonable y fuerte posible, en lugar de juzgarla inmediatamente. Este enfoque te ayudará a comprender mejor antes de criticar.
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Acepta la incertidumbre: La realidad es compleja y no todas las preguntas tienen respuestas absolutas. Aceptar la incertidumbre y aprender a convivir con ella es parte de un crecimiento consciente.
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Diálogo respetuoso: Busca espacios y personas con las que puedas dialogar sin temor al juicio. Escuchar es tan importante como expresarse.
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Cultiva la curiosidad: La curiosidad es el antídoto contra el dogmatismo. Pregúntate constantemente, explora nuevas ideas y permite que el aprendizaje te sorprenda.
Abrir la Mente para Expandir la Conciencia
Mantener una mente abierta es un acto de humildad y valentía. Significa estar dispuesto a reconocer que lo que hoy sabemos es apenas una fracción de lo que podemos llegar a entender. Este camino de apertura nos invita a estar más presentes, a reconocer nuestras limitaciones y, sobre todo, a fomentar un mundo donde el respeto y la curiosidad nos permitan crecer juntos.
Sigamos reflexionando y creciendo paso a paso.
Un abrazo de luz y gracias por tu tiempo.
-M. Rojas de Jesús