¡Cuando la “piña está agria”!

¡Cuando la “piña está agria”!

Cuando hablamos de crecimiento espiritual y de conciencia, es común que salga a relucir el tema de la energía de la abundancia, esa idea de que está en nosotros y que debemos aprender a conectarnos con ella. Es verdad que el dinero, en esencia, es solo una herramienta de intercambio que nos ha traído hasta este punto como sociedad. Pero si analizamos más a fondo, podemos verlo como un símbolo del tiempo, el esfuerzo y la energía que invertimos en sobrevivir, mejorar nuestra calidad de vida, o alcanzar nuestros sueños individuales.

Claro, esa es solo una parte de la historia. También están aquellos que obtienen dinero de formas “malvadas” (por no decir otra cosa), pero no vamos a enfocarnos en ese grupo hoy.

En el mundo del crecimiento personal, se dice con frecuencia que la escasez económica es consecuencia de un mal «karma» o porque la persona “no es lo suficientemente espiritual”. Según esta lógica, si tu vida no está en orden, entonces no has alcanzado la famosa iluminación. Hoy quiero poner esto sobre la mesa y hablarte en arroz y habichuelas, porque estas afirmaciones lo único que logran es que muchas personas se sientan culpables o crean que no pueden ser espirituales por su situación de vida.

Es momento de ver esto con matices, y no en blanco y negro.

Hablemos claro: tener abundancia económica es una meta que la mayoría, si no todos, deseamos alcanzar. Y eso está bien, no hay nada malo en querer una vida mejor. Pero aquí va el detalle: aunque está bien querer crecer económicamente, no todos tendrán la misma realidad. Esto no significa que sean menos, simplemente cada persona vive en un nivel de conciencia individual y colectivo diferente. Y además, hay algo que no podemos ignorar: vivimos en un mundo donde las fuerzas de la naturaleza siguen su curso sin importar cuánto dinero tengas. La tierra tiene sus propios procesos de transformación, y por más próspero que seas, nadie está exento de vivir una situación de escasez.

Por eso, quiero que reflexionemos sobre lo frágil que es la vida y conectemos con la empatía. Entendamos que la situación financiera de una persona no define su valor. Porque, sin importar lo que tengas o lo que falte, tú eres importante.

Quizás ahora mismo “la piña está agria” para ti. Tal vez sientes que no vas a poder salir de esta. Y está bien sentirte así, porque se vale reconocer lo que duele. La realidad es que esas etapas llegan, son agotadoras mentalmente, y créeme, yo también las he vivido.

Mi intención con este escrito no es desanimarte ni mucho menos invitarte al conformismo. Lo que quiero es que comprendamos que la vida misma es frágil, que habrá momentos en los que estaremos arriba y otros en los que tocaremos fondo. Y eso está bien.

Lo importante es que usemos las herramientas que tengamos a nuestro alcance para seguir adelante. Aprovecha cada día como una oportunidad para dar lo mejor de ti, incluso si ese día no es perfecto. La resiliencia no se trata de ignorar las dificultades, sino de reconocerlas y seguir caminando con propósito.

Bueno esto es todo por hoy. Gracias por leerme! 

Te mando un abrazo.

-Michelle Rojas

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